“Siento el cansancio de Santiago, quiero hallar en Valparaíso una casa para vivir y escribir tranquilo. Tiene que poseer algunas condiciones. No puede estar ni muy arriba ni muy abajo. Debe ser solitaria, pero no en exceso. Vecinos ojalá invisibles. No deben verse ni escucharse. Original, pero no incómoda. Muy alada, pero firme. Ni muy grande ni muy chica, lejos de todo. Pero con comercio cerca. Además, tiene que ser muy barata. ¿Crees que podré encontrar una casa así en Valparaíso?»
Pablo Neruda escribió esa carta a una amiga que vivía en Valparaíso. Unos meses después, ella le habló de una casa que había encontrado y que parecía responder a las peticiones del poeta. Él la nombró La Sebastiana.
Hay cosas que yo hace mucho
he querido.
Meter la cabeza en el agua de
mares calientes y fríos
y meter los pies en el agua
de cien ríos.
Dormir en mil y una camas
y despertar en lugares a los que
no regresaré jamás.
Llegar a un lugar y sentir
que toqué una punta
y estar en el centro de otro
donde todo se junta.
Subirme a todos los medios de
transporte
y llenar de sellos mi
pasaporte.
Hablar con gente en todos
los idiomas,
aunque sea para
reírnos nomás.
Conocer de México todo,
sus desiertos, sus mares,
su selva y su lodo.
Bañarme en tinas como albercas
y regaderas de agua fría
que ven a las estrellas.
Comer, oler y ver cosas
con curiosidad,
no importa cual sea su
nacionalidad.
Ir a la India
a subirme en un elefante
pintado de guinda
y empezar una historia
en California
que termine al pisar
la Patagonia.
Dejar que el mundo
me abrace y me sorprenda
sin medida
y perderme sin temor
para encontrarme
estando perdida.
Irme lejor para darme cuenta
que el viaje es la vida
y que al regresar a la casa
el viaje no se termina.
Esas son algunas cosas
que hace mucho he querido
y que ahora
quisiera tanto contigo.
gala a ivan
septiembre del 2007