Dejamos la tienda de campaña y nos fuimos a caminar al fondo del mar.
En Monte León, la marea se retrae kilómetros todos los días. El mar se va rápido y vuelve de pronto, a una hora distinta cada vez, por eso hay que checar las tablas de mareas cada día. Esa tarde, podíamos caminar desde las siete y media de la noche hasta pasadas las nueve.
La arena queda mojada pero compacta y las rocas quedan cubiertas de mejillones, algas y corales que esperan pacientes e inmóviles a que el agua regrese.
Los acantilados que reciben estoicos el golpe de las olas durante todo el día, quedan descubiertos como paredes de una alberca gigantesca y vacía. Caminamos hasta la isla que habíamos visto más temprano desde tierra y ahora quedaba a un lado de nosotros como una piedra inmensa, desnuda sobre la arena.
Gala Que lindo que estas pasando tu cumple en un lugar hermoso. Felicidades
gracias Aurea!!!! feliz cumpleaños en medio de la nada, corazón de la Patagonia. te mando un abrazo grande!!!!