Cuando nos íbamos del volcán estaba nublado y casi lloviendo. Las montañas a lo lejos se habían escondido detrás de las nubes y todo lo que se veía era el volcán y el valle cubierto por ríos de lava petrificada.
La lava se hizo un mar que avanzó cubriéndolo todo. Hasta que se detuvo. La ola de piedra estática quedó junto a los árboles que la vieron detenerse y respiraron aliviados.