Se nos ponchó una llanta en la desolada Ruta 40, en media Patagonia. La cambiamos (Kimosabi) y llegamos con la llanta de refacción a Bajo Caracoles, un caserío con gasolinera y gomería (vulcanizadora) en donde la arreglaron. Ahí nos dimos cuenta de que las llantas traseras estaban totalmente desgastadas en el costado interior y que lo que pensamos que había sido mala suerte (una llanta ponchada) más bien había sido muy buena suerte (sólo una llanta ponchada).
Tuvimos que esperar a llegar a Coyhaique, en Chile para vivir la odisea de encontrar dos llantas iguales a las nuestras, cambiarlas y para que, con muchísima dificultad, alinearan el coche. El coche ya está alineado y con llantas nuevas pero ahora tiene un ruido raro. Lo revisaron en un par de talleres en Bariloche, y el diagnóstico fue que hay que cambiar una pieza, que ellos no la tenían (ni nadie a la redonda para el caso), pero que se puede circular con el coche como está, temporalmente. Ahora esperamos poder arreglarlo entrando a Chile, en donde hay más Nissan y en donde posiblemente, tengan la pieza… Los 35,000 km empiezan a sentirse.
que buena suerte que no paso de una ponchada, un abrazo
Gajes del oficio… les mandamos un abrazo enorme