el origen

Hace mucho tiempo, tanto que no se puede medir, solo existían dos cosas en el mundo:

KÓOCH, que siempre estuvo y la oscuridad.

Fue tan largo el tiempo que KÓOCH pasó en la oscuridad, y se sentía tan solo y triste que comenzó  a llorar y tanto lloró y fueron tan abundantes sus lágrimas que comenzaron a formar el ARROK, mar amargo de las grandes tormentas.

Cuando KÓOCH se dio cuenta de que las aguas crecían sin parar, suspiró profundamente y así formó a XÓCHEM, el viento, quien comenzó a correr arrastrando consigo las tinieblas y permitiendo la llegada de la luz. KÓOCH, creador del universo, fue tan feliz con la claridad que quiso ver mejor el mar y levantando su brazo rasgó con fuerza la penumbra y este gesto encendió una enorme chispa de fuego que dio nacimiento a XALECHEM, el sol.

El calor de XALECHEM, el sol, al entrar en contacto con el mar, ARROK, dio origen a las nubes, TEO.

XÓCHEM, el viento, alocado y risueño comenzó a perseguir a TEO, las nubes, su risa estridente dio origen a KATÚ, el trueno. TEO, cansada de estos juegos, fulminó a XÓCHEM con la mirada y surgió LÜFKE, el relámpago.

 Fragmento de La creación del mundo según los Tehuelches, etnia nativa de la Patagonia

 

Posteado hace 13 años
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