Sí, en medio de la nada, sí, un monumento poco más que espantoso, como tantos otros, sí, un día nublado, ni frío ni caliente (como aquí todos), pero sí también y sobre todo, EL ECUADOR. Y nosotros, cruzándolo. Un día excepcional.
Junto al Salto del Sapo, en el Parque Nacional de Canaima. Justo después del subidón de adrenalina por haber pasado detrás de la cascada.