Vidrio y metal. Mar y sol. Vancouver nos recibió radiante.
¡Llegamos a México! Y recién cruzamos a Tijuana nos fuimos a la Av. Revolución a tomarnos la foto con un burro-zebra. Que viva el surrealismo.
Desde la popa del barco vimos como Alaska se alejaba.
Se quedaron atrás los glaciares, las montañas nevadas,
las flores moradas.
Se quedaron atrás los pueblos minúsculos
de casas de madera
con olor a pescado ahumado y botas de hule.
Se quedó atrás el frío. Las nubes y las orcas
íban hacia el Ártico.
Se quedó atrás Alaska. Y se quedó adentro.