Nieve y glaciar que se hace agua . Fuerza y movimiento que baja por las montañas, corre por los valles, descansa en los lagos y llega al mar. Todo está despierto en el verano, todo brilla, todo florece. Todo se ríe.
Luego llega el sueño inmóvil del invierno y como todo lo demás, el río se detiene y duerme.
Yellowstone ha sido escenario de explosiones volcánicas gigantescas desde hace millones de años. La explosión más violenta de la que hay registro ocurrió hace 2.1 millones de años y la última hace aproximadamente 642,000 años. En ese entonces, la lava acumulada durante milenios bajo la corteza terrestre estalló, proyectando miles de kilómetros cúbicos de rocas (y no se diga las cenizas, que llegaron hasta México). Eso ocasionó que el techo que cubría la cámara magmática se aplastara, formando un hundimiento llamado caldera, que hoy compone la parte central del parque.
La caldera de Yellowstone es el mayor sistema volcánico de Norteamérica y pertenece a la categoría de los “súper volcanes” porque sus erupciones son muchísimo más grandes que las de los volcanes llamados “clásicos”. Y como este volcán se manifiesta en forma de una caldera amplia, mientras que los volcanes clásicos son más bien cónicos, se le llama una caldera activa. De hecho, muy activa. Actualmente en Yellowstone hay más de 200 géisers y 1000 fuentes de agua termal, el 62% del total conocido en el planeta y la prueba de la fuerza e intensidad de su actividad subterránea. Como quien dice, el día que Yellowstone haga erupción otra vez todos nos vamos a enterar y muchos aunque muy lejos, lo vamos a sentir.
Luz, aire, agua. Concreto y vidrio. Tadao Ando. El Modern Art Museum en Fort Worth.