Tomábamos fotos a escondidas mientras esperábamos que liberaran el coche del puerto, estacionado entre filas y filas de tractores y maquinaria pesada diversa.
Estuvimos poco más de una semana en Houston mientras esperábamos al coche. El barco donde venía se retrasó un par de días y cuando llegó se cruzó el fin de semana y varios trámites y procesos para que lo liberaran. Finalmente nos lo entregaron y estaba sano y salvo. Tomamos la foto en el estacionamiento de coches rentados del aeropuerto, justo después de entrgar el coche que usamos durante esos días. Ya está el equipo completo. Por fin seguimos el camino hacia el Norte
Íbamos camino a Mompox por una carretera de tierra lodosa bordeando el río Magdalena. Habíamos atravesado varios riachuelos pequeños pero de pronto llegamos a uno más hondo y caudaloso. Desde el episodio en Los Lípez, entrando a Bolivia, donde nos atascamos en un río por poco más de 24 horas, le tenemos más respeto a los cruces por el agua y este río se veía directamente impasable sin una camioneta 4×4. En esas estábamos cuando se acercó un señor a decirnos que él podía guiarnos por el paso del agua porque había tramos en donde el fondo tenía piedras y se podía circular sin riesgo a que se atascara el coche. Se metió caminando hasta el centro del río (el agua le llegaba poco más arriba de la rodilla) y nos señaló confiado por donde podíamos pasar. Tomamos aire y aceleramos. Cuando estábamos del otro lado, le dimos una propina y le preguntamos que cuánto faltaba para llegar a Mompox. Muy alegre nos contestó que faltaban dos tabacos. Nos quedamos callados pensando por un segundo si tabaco era una unidad de tiempo o de distancia y cuando nos vio la cara de no entender, nos dijo, ahora ya en medio de una risa franca- Sí hombre, lo que tarda uno en fumarse dos tabacos. A los 25 minutos estábamos en Mompox.