Cuando la piedra pesada y fría se convierte en piedra que acuna al sol en sus concavidades y refleja a la luna en sus prominencias.
Cuando la piedra dura es suave.
Cuando la piedra inerte se acopla entre otras piedras en una danza inmóvil de siglos.
Cuando la piedra silenciosa e indiferente te susurra, escúchala. Y tócala.
Saqsaywaman está dos km al norte de Cusco, que fue la capital del antiguo Imperio Inca. Se comenzó a construir durante el gobierno de Pachacútec, en el siglo XV y se terminó cincuenta años después, bajo el mandato de Huayna Cápac. Se cree que en su construcción participaron más de 20,000 personas y aun hoy en día cuesta trabajo entender cómo es que llevaron hasta el lugar piedras que miden hasta 9 metros de alto.
Se cree que el sitio funcionó como una fortaleza y como un centro ceremonial dedicado a Inti, el Dios del Sol.
Saqsaywaman es considerada una de las obras arquitectónicas más importantes del periodo incaico, pero actualmente se conserva poco más del 20% de la construcción original, porque durante la colonia y hasta mediados del siglo XX, las piedras de la misma se extraían del sitio y se utilizaban para la construcción de casas e iglesias en la ciudad de Cusco. De cualquier forma, el lugar realmente es imponente.
Piedras de 9 metros, acomodadas unas sobre otras.
Nosotros para dar escala.
Gala tomando el sol frente a las ruinas.
Piezas en exhibición en el Museo de Arte Precolombino de Cusco. Todas de culturas previas al periodo incaico.
La sección de jugos y frutas del mercado San Pedro en Cusco, que siempre está llena por las mañanas, en la tarde.