Queríamos hacer pic nic y decidimos parar en Fort Ross, porque habíamos leído que había una iglesia rusa ortodoxa del siglo pasado. Llegamos al Fuerte y había fiesta.
Se celebraba el bicentenario de la llegada de la comunidad rusa a la zona. Sacerdotes y monjas ortodoxos, niños vestidos de campesinos rusos, música y canto, comida típica y vodka. Todo el kit. Y nosotros, comiendo nuestra ensalada de pasta y pasando bastante desapercibidos.
Después de tanto tiempo y al otro lado del continente, ahí estaban otra vez. Los ruidosos y majestuosos Leones Marinos. Ligeramente más pequeños que los que vimos en el sur, pero igual que ellos, tomando la siesta sobre las rocas, indiferentes a las olas que reventaban a su lado.
El Parque Nacional de Redwood, enla costa al Norte de California, abarca y protege casi el 50% de los bosques antiguos de Secuoya Roja, los árboles más altos del planeta.
Pasamos dos días caminando entre sus troncos inmensos y acampamos en medio del bosque de árboles sabios que nos susurraban mientras dormíamos.