El tío Manolo nos recibió en su casa de Mazatlán. Mientras comíamos aguachiles gloriosos, hablamos de viajes, de la familia, del pasado y de el sentido de la vida. Una de esas sobre mesas para recordar…
Bajando por el desierto de Baja California con el sol de frente.
Llegamos a Ensenada y nos encontramos con Santiago, que en una tarde nos llevó a comer las mejores tostadas de ceviche (a penas llegamos porque a las 3 de la tarde se acaba todo), a pasear por el puerto, a visitar a la Diosa Tara en lo alto de un cerro, a comer nuestros primeros tacos de bisteck con queso. Y claro, a tomar Mrgaritas al mismísimo lugar donde se inventaron, el Bar del Antiguo Hotel Playa Ensenada, hoy Centro Social, Cívico y Cultural de la ciudad. Salud, por los amigos que encontramos en Tacubaya. Que vengan muchos reencuentros más.