Cuando la piedra pesada y fría se convierte en piedra que acuna al sol en sus concavidades y refleja a la luna en sus prominencias.
Cuando la piedra dura es suave.
Cuando la piedra inerte se acopla entre otras piedras en una danza inmóvil de siglos.
Cuando la piedra silenciosa e indiferente te susurra, escúchala. Y tócala.