Nos quedamos a dormir en un hostal dentro del parque nacional Tayrona. La planta eléctrica prendía justo al anochecer y hasta las 10 de la noche. Salvo en noches de tormenta. Los truenos se oían a lo lejos y justo habíamos terminado de hacer la cena cuando el aguacero ya era inminente. Apagaron la planta. Se fue la luz. Cenamos a la luz de los rayos.