Cartagena de Indias con su nombre de hace tanto y su ciudad amurallada de calles angostas con casas de techos altos y balcones de madera pesada con enredaderas que trepan hacia el cielo. Tantas flores.
Casonas majestuosas de patios frondosos que reposan silenciosos detrás de los muros anchos y encalados. Tantas mecedoras.
Y en cada puerta, un guardián.