El sitio arqueológico de Moray está a 7 km del pueblo de Maras, en el Valle Sagrado.
Desde arriba, parece que fue un anfiteatro circular pero en realidad se trata de algo mucho más interesante y complejo. Los incas lo utilizaban como una especie de laboratorio de investigación agrícola que servía como modelo para la producción de toda la región y que les permitía sembrar a diferentes alturas del valle y las montañas que lo rodeaban ya que la disposición de sus andenes circulares da un gradiente de hasta 20 microclimas distintos.
Estos microclimas se distribuyen en sectores de cuatro niveles y cada sector tiene características microclimáticas propias. Las cuatro terrazas inferiores son más húmedas y tienen temperaturas del suelo más bajas porque la evaporación y transpiración del agua es mayor que en los niveles más altos. El suelo de las terrazas del siguiente sector tiene temperaturas promedio de 2º a 3 º C más altas y la temperatura en las terrazas más altas varía según la exposición solar en cada una de las estaciones del año.
En Moray se cultivaban hasta 250 tipos distintos de vegetales y se hacían experimentos de domesticación, aclimatación e hibridación de especies vegetales que fueron modificadas o adaptadas. Gracias a ello, actualmente se siguen produciendo más de 3000 especies distintas de papa y 35 variedades de maíz en el Valle Sagrado y en otras regiones de Perú.
Pueblos de adobe del Valle Sagrado. El tiempo los visita sin prisa y se queda plácido, sentado en la plaza viendo pasar los días, hasta que se olvida de irse a otro lado.
La Salinera de Maras, en el Valle Sagrado, fue construida por el pueblo de los Chanpata, una cultura pre incaica, entre el 200 dC y el 900 dC. Se encuentra en un costado de la montaña Qaqawiñay y está conformada por unos 3000 pozos con un área promedio de 5 m².
Actualmente, la salinera todavía funciona durante la temporada seca gracias a un manantial natural de agua salada que se encuentra en su parte más alta. El agua corre naturalmente por pequeños canales que bajan por la montaña llenando los pozos. El proceso de evaporación dura más o menos un mes, dejando un volumen de sal sólida de 10 cm de alto. La sal es golpeada y granulada, recolectada, iodada y embolsada manualmente por casi 200 familias indígenas de la región, que la venden principalmente en los mercados de la zona.