El Persa Bío Bío está en la calle Placer, junto al antiguo matadero Franklin, en un barrio popular de Santiago. Parece el nombre y el lugar perfecto para un burdel arrabalero de historias de lujuria y perdición pero en realidad es un mercado de pulgas y se llama así porque acá a los grandes bazares les dicen Persas y porque otra de las calles que lo rodea se llama Bío Bío (en Chile, por tradición mapuche, es muy común que las calles y las ciudades tengan nombres de palabras repetidas: el famoso equipo de futbol Colo Colo, hace honor a un guerrero mapuche, por ejemplo).
Caminando por sus viejos y enormes galpones, uno encuentra muebles viejos restaurados, muebles nuevos rotos, antigüedades, fayuca, joyas de fantasía, juguetes, chácharas, fotos viejas, libros, espejos, gises (por pieza o de mayoreo), ropa nueva y de segunda mano, medias usadas (pero sin hoyos), controles remoto de televisiones descontinuados, comida, videojuegos, música (en rocolas, en vinyles y en vivo). Basura para unos que es tesoro para otros. Un lugar perfecto.
Se respiran nuevos aires en el Centro Cultural Gabriela Mistral, reinaugurado después de poco menos de cuarenta años, en los que el edificio pasó por un golpe de estado infame, una dictadura atroz y un incendio violento. No cabe duda, la cultura es también, un ejercicio de sanación.
Llegamos muertos de hambre, nos sentamos en la barra de la legendaria Fuente Alemana y nos comimos , cada uno, un lomo con todo. Delicioso, enorme y con muchísima palta. Y nosotros que pensábamos que en México se come mucho aguacate. Acá es un amor apasionado por la palta.