Los pueblos fantasmas del desierto en el camino entre Antofagasta y San Pedro de Atacama.
Haciendo el recorrido por el observatorio, entre los telescopios, justo antes de que se metiera el sol (las que parecen cachuchas de beisbol, en realidad son cascos muy cool disfrazados de cachuchas de beisbol).
Cada atardecer, los cuatro telescopios que conforman el VLT (Very Large Telescope) abren sus compuertas y giran sus enormes espejos de 8.2 mts de diámetro para apuntar hacia el cielo. Los telescopios pueden funcionar por separado, o todos juntos, con una capacidad de recolección de luz de un único telescopio de 16 metros de diámetro, convirtiéndose en el instrumento óptico más grande del mundo.
Cada uno fue nombrado con palabras en lengua Mapuche: Antu (el Sol), Kueyen (la luna), Melipal (la Cruz del Sur) y Yepun (Venus).
El Observatorio Paranal está en la región de Antofagasta, en Atacama. Pertenece a ESO (European Southern Observatory) y es, junto al Observatorio de La Silla (también de ESO y también en Chile) el más grande del mundo.
Cuando estábamos en Santiago, fuimos a comer a casa de Akemi y Julien y ahí nos contaron que Julien trabaja en el Observatorio. Los astros se acomodaron para que unos días después pudiéramos visitarlo en nuestro camino a San Pedro de Atacama. Julien justo había llegado al Observatorio cuando pasamos por ahí, y el proceso de autorización para la visita fue mucho más rápido de lo que suele ser. Tuvimos mucha suerte.
Llegamos por la tarde y nos fuimos casi a la media noche. Julien nos llevó a recorrer la sala en donde se procesa toda la información. Las grandes ligas. Vimos el atardecer desde la explanada donde están los telescopios y los vimos abrirse y girar hacia el cielo. Después de la cena, regresamos a ver las estrellas y vimos el rayo láser que salía de uno de los telescopios. Fue muy emocionante, sentirnos tan pequeños, ver las estrellas como algo tan infinito. Tanto universo.