En algunos de los moteles de la Ruta 66 lo único que parecen haber cambiado, son las sábanas. O por lo menos eso esperamos.
Teníamos pensado hacer la Ruta 66 en el tramo que va de la ciudad de Oklahoma, en el estado con el mismo nombre, hasta Gallup, en Nuevo México antes de subir hacia el norte. Y lo hicimos, salvo porque la mítica Ruta 66 prácticamente ya no existe (por lo menos en el trecho que nosotros recorrimos). En su lugar, corre la súper autopista número 40. Todavía hay algunos tramos por donde la esbelta carreterita 66 va a un lado de la autopista, pero desaparece la mayor parte del recorrido para aparecer brevemente en algún lugar más adelante. Los pueblos pequeños por donde pasaba la ruta y que ahora quedan a varios kilómetros de la veloz I-40, son ahora pueblos fantasma que quedaron sumidos en el olvido. Eso sí, pasamos por tres museos oficiales de la Ruta (en tres pueblos distintos) que son más bien como unos Easy Rider Disneyland llenos de memorabilia de la época gloriosa de la ruta y de souvenirs con todos sus clichés correspondientes.
Lo que es cierto, es que si uno baja la velocidad con ganas de buscarlo, el espíritu de la Mother Road sigue estando ahí, salpicado entre las cadenas de moteles y restaurantes de comida rápida que tapizan el paisaje.
El Morro National Park, en el desierto de Nuevo México. Estábamos hasta arriba.
Cuando pasamos por Oklahoma, paramos en el Oklahoma City National Memorial, que fue construido a finales de 1997, en el mismo lugar en donde estaba el edificio de oficinas del gobierno federal Alfred P. Murrah que fue parcialmente destruido por una bomba a principios de 1995. El monumento se construyó en honor a las víctimas que murieron y que sobrevivieron el atentado.
A los dos extremos del monumento, enmarcando sus dos entradas principales, se encuentran dos puertas enormes. En una de ellas aparece la inscripción 9:01 h. y en la otra, 9:03 h. Entre las dos hay un enorme espejo de agua que representa el minuto exacto en el que explotó la bomba y en el que la vida de la ciudad cambió para siempre.