Y de pronto Julia estaba en Cartagena. Después de su largo viaje y nuestro largo viaje, nos acompañó unos días antes de partir hacia el norte. Increíbles días.
Una tarde de sol color ámbar y sombras largas en Cartagena.
Tomando el fresco en la rivera del río Magdalena, en el pueblo de Mompox, casi al anochecer.
Haciendo pausa en la recta de una de las carreteras de mil curvas de Colombia
Caminando por el alucinante valle de Cocora, nos metimos adentro de una nube.