Llegamos a Ensenada y nos encontramos con Santiago, que en una tarde nos llevó a comer las mejores tostadas de ceviche (a penas llegamos porque a las 3 de la tarde se acaba todo), a pasear por el puerto, a visitar a la Diosa Tara en lo alto de un cerro, a comer nuestros primeros tacos de bisteck con queso. Y claro, a tomar Mrgaritas al mismísimo lugar donde se inventaron, el Bar del Antiguo Hotel Playa Ensenada, hoy Centro Social, Cívico y Cultural de la ciudad. Salud, por los amigos que encontramos en Tacubaya. Que vengan muchos reencuentros más.
David y Gao nos invitaron a cenar junto al mar y a pasar la noche en su casa en San Diego. Nos fuimos a dormir hasta que a Isabella se le acabó la pila, que junto con la sonrisa, parecía que le iba a durar toda la noche.
Justo antes de regresar a México, pasamos por Temécula a ver a mi mamá love. Por fin estábamos ahí y nada más llegamos, nos pusimos a platicar: en su mini jardín, caminando entre viñedos, mientras recorríamos Disneylandia. Platicamos hasta que nos despedimos cuando nos subimos al coche para continuar el camino hacia el sur. Fueron pláticas de las mejores, las que solo se interrumpen con abrazos.
En el Farmers Market de Los Ángeles después de los helados de yogurt, el recuento de varios años, una buena idea de programa para la televisión y un par de jalones de pelo. Los esperamos en Tacubaya!
Fue un placer el encuentro, el reencuentro, la plática, la tarde que se metía por la ventana y las albondigas hechas en casa. Muchísimas gracias por hospedarnos y muchísimas gracias por presentarnos a Julián, que es un sol.