Nos vieron pasar por el camino desde la Patagonia argentina hasta los Andes peruanos. A veces indiferentes, a veces huidizas, a veces curiosas. Ahora podemos distinguir un guanaco de una vicuña y una alpaca de una llama. Y los vamos a extrañar a todos.
Visitamos la región de los siete lagos, en la Patagonia argentina y chilena. Y fueron más de siete. Lagos de todos tamaños y de colores variados que íban del azul profundo al turquesa al verde menta. Los vimos bajo las nuves grises y bajo el cielo azul y el sol intenso, rodeados de montañas, bosques y volcanes. Lagos pequeños, escondidos en la cima de una montaña y lagos inmensos con olas como de mar.
Los coihues son los árboles altos que se mueven con el viento, las cañas colihues son los racimos bajos de bambú. El sendero está en el parque nacional Nahuel Huapi, en Bariloche
La carretera Austral, en el sur de Chile es un camino relativamente nuevo, construido entre finales de los 70s y durante la mayor parte de la década de los 80s. Atraviesa gran parte de la Patagonia chilena, en su mayor parte deshabitada y a cambio de pasar por paisajes espléndidos, lo único que pide, es tiempo. De hecho, tiene el record del viaje hasta ahora del recorrido más corto en el tiempo más largo. Poco más de 200 km en poco menos de siete horas. Un camino de tierra y piedras sueltas que cruza montañas boscosas, praderas floreadas, ríos turbulentos y lagos cristalinos.
Íbamos muy, muy lento… por suerte, porque el camino era muy, muy hermoso.