Tomando el fresco en la rivera del río Magdalena, en el pueblo de Mompox, casi al anochecer.
Nos dijeron que era un desierto, el segundo más grande de Colombia, pero es algo mucho mejor: la Tatacoa es un bosque seco tropical.
A las cuatro y media se despertaron las gallinas
A las cinco salió el sol y se despertaron los chivos, los burros, las vacas y los guajolotes.
A las seis Doña Elvira prendió el fogón dentro de la cocina de adobe.
A las seis y media salieron los niños a jugar al patio.
A las seis cuarenta y cinco nos levantamos.
A las siete y media nos sentamos a desayunar arepa con huevo y tinto que es café negro con azúcar.
El radio estaba apagado. Ese, la tele y la luz, prenden de ocho a diez de la noche, nada más.
Todo lo demás estaba prendido.