Tomamos la Dempster Highway, en Yukon, Canadá para llegar al Círculo Polar. Fueron poco más de 1200 kilómetros de ida y vuelta en un camino de tierra bajo un techo de nubes perpetuas rodeados casi todo el tiempo por tundra interminable de un verde intenso salpicado de miles de flores moradas que aparecen cada año durante el mes de julio. La mayor parte del terreno tiene una capa de permafrost debajo de la superficie (el nombre corto de permanently frozen ground), que es una condición térmica de la tierra que permanece bajo los 0ºC durante todo el año, lo que hace que no puedan crecer árboles en ella. En la zona que visitamos, la capa de permafrost tiene un espesor que va de los 50 cm hasta los tres metros, pero mucho más al norte llega a tener hasta 4000 metros de profundidad.
Durante el recorrido por la tundra vimos osos, zorros, liebres y una mandada de miles de caribús a la distancia. Vimos como una nube envolvía a una montaña como un velo y sentimos la fuerza incontenible de los vientos que se acercan al final del mundo. Un lugar extraño y hermosísimo en donde todo acaba y comienza al mismo tiempo.