Primero habíamos dicho que no íbamos a ir. El viaje desde la montaña hasta la costa era largo y se salía de la ruta que pensábamos hacer. Al final, decidimos mejor sí ir. Y qué bueno que fuimos.
Las Pampas de Jumana están en la costa sur de Perú, como a 450 km de Lima. El pueblo de los Nazca vivió en esta zona desértica entre los años 300 a.C. a 600 d.C. y durante ese tiempo trazó lo que hoy conocemos como las Líneas de Nazca. Se trata de cientos de líneas y figuras geométricas y zoomorfas delineadas directamente sobre la arena del desierto cuyos minerales forman una delgada costra oscura en la superficie, que al ser removida se contrasta con el color claro del subsuelo.
La exactitud de las figuras y de las líneas, que llegan a medir hasta 500 metros de largo, es sorprendente y más sorprendente aún es pensar que los Nazca nunca vieron las figuras ya que éstas sólo se pueden ver en su totalidad sobrevolando el desierto a partir de los 200 metros de altura.
Existen muchas teorías que hablan del origen y significado de las enormes figuras en el desierto (entre ellas que las líneas eran pistas de aterrizaje de extraterrestres) pero las últimas investigaciones arqueológicas hacen énfasis en la importancia que tenía el agua para la cultura Nazca y en la posibilidad de que las figuras y líneas estuvieran relacionadas con rituales que invocaban a los dioses pidiendo por ella.
Casi tan increíble como las figuras, es el hecho de que hayan sobrevivido por todo este tiempo. Hay varias razones que lo explican. La primera, es que las figuras fueron descubiertas hasta principios del siglo XX, cuando la zona empezó a ser sobrevolada para comunicar la ciudad de Lima al norte con la ciudad de Ayacucho al sur. La segunda, tiene que ver con las características climáticas del desierto de Nazca: se trata de una de las zonas más secas del planeta (llueve un promedio de 30 minutos cada dos años) y mantiene una temperatura promedio de 25 grados centígrados. La tercera es que el aire caliente y el calor de la tierra provocan un “colchón” que impide que el aire corra al nivel del piso, evitando la erosión de la tierra.
El rodeo valió la pena. Ver los cientos de figuras y líneas desde el cielo, volando sobre el desierto infinito, fue una experiencia asombrosa. Vimos lo que los Nazca imaginaron y sólo los dioses vieron por más de 2000 años.
El Mono. Mide 135 metros de largo.
El Cóndor. Mide 135 metros de largo.
El Compás. Forma geométrica sobre una montaña
La Araña. Mide 46 metros de largo.
El Colibrí. La distancia entre los extremos de sus dos alas es de 66 metros.
El Árbol junto a la autopista Panamericana que cruza el desierto de Nazca
Las líneas del Árbol a nivel del piso no miden más de 20 m de ancho.
Después de tantas montañas y tantos incas y tanta ropa, llegamos a destaparnos al desierto que acompaña a la costa, a la ciudad de adobe de Chan Chan, que en lengua Chimú, quiere decir Sol Sol.