La Basílica de San Francisco está en el corazón de La Paz. Y como su corazón, su diseño es también mestizo. En la fachada de estilo barroco mestizo se integran elementos de la religión católica, como vírgenes y santos con elementos de la religión de los pueblos andinos prehispánicos, como la Pachamama o Madre Tierra.
La vibrante capital de Bolivia, con toda su complejidad y caos, no se queda quieta un segundo. Sin hacer caso a la gravedad y a la complicación, sigue trepando, se aferra a los cerros, quiere tocar el cielo.
Las periferias de las ciudades más grandes de Bolivia (como sucede en general), parecen extenderse al infinito en una cuadrícula de construcciones de ladrillo expuesto en calles anchas sin pavimentar, algunas desoladas y solitarias, otras atiborradas de gente, paseando entre mercados ambulantes en los que se vende todo lo imaginable.
Entre esas miles de construcciones desarropadas y a medio terminar, aparecen, con más frecuencia de lo que uno esperaría, edificios que son, por decir lo menos, un estallido de color, forma y diversidad de materiales, imponiendo su estilo y revelándose contra la monocromía de las ciudades levantadas al ahí se va.